lunes, 11 de diciembre de 2017

contrAdicciones

Delineantes de patrias y mentes,
autoridades sobre el sentimiento,
generadores del dolor del cuento,
agitadores de temas candentes,...:

¡Oíd, y escuchadme muy atentamente,
que después no quiero ningún lamento!
¡Vamos a jorobaros el invento
de vuestros argumentos indecentes!

Aquí os traigo mis contrAdicciones,
junto a las mutuas y las ajenas;
meteré el dedo en la herida

fuera del verso y de las emociones.
Trataré de mostraros las cadenas
de las ideologías de vida.

jueves, 15 de junio de 2017

La cúpula de los mercados

Nos educaron a salvo de todo,
con el mejor presente de la historia
en aquella etapa transitoria
en el que el fin era el acomodo.


No es que no hubieran más productos
pero el baile de máscaras era
para dejar el pasado fuera
y adaptarse bajo el usufructo.


Eso nos dijeron quienes compraron
ese discurso a los mercaderes
del miedo rentable de los pasados


y a los intermediarios que probaron
que era mejor adoptar quehaceres
desde la cúpula de los mercados.

martes, 16 de mayo de 2017

Soneto para Enfero

Mira que me he leído elegías
retando a mis sueños al Parnaso,
sueños que morían cada ocaso
y renacían cada nuevo día.

La sonetista mayor, ¡madre mía!,
de quien procuro seguir cada paso,
ha desvirtualizado mi fracaso
incluyéndome en las antologías. 

Que sepas que me dejas sin palabras
-¡qué pequeño te viene el universo!-,
que Enfero, que Carulo,... -¡qué albricias!-

que tienes el don del abracadabra,
que te mereces ser comida a versos.
Que sepas que te adoro, Alicia.

lunes, 13 de febrero de 2017

Sonet a la fada del nord

A Judith Lloret Lansaque, la fada del nord


El sol, con sus tentáculos fogosos,
orbita alrededor de tu figura
envolviendo tu envidiable cintura
que danza en paisajes majestuosos.

Vistes colores vivos y morbosos,
un pulso infantil contra la censura,
como musa de la mejor postura
amansas a poetas y colosos.

Alma culé, piel de republicana,
ofreces tus pechos a los mil dioses
cual senderos hacia tus pinyonets.

Fada del nord, sin frontera ni aduana,
con el más peculiar de los adioses,
gràcies per ser com ets, molt petonets!


© María Guinea y Juan Calle

domingo, 22 de enero de 2017

Un final

Antes que este libro está la vida,
y después, quizás de otra manera.
Entre medias, mientras surgen quimeras,
ha de estar siempre la misma vivida.

Este libro sangra por las heridas
de los versos que riman mis ojeras
con las náuseas de negar más esferas
porque mi mente no acepta bridas.

No permitas que maten tu ideal
ni dejes que te pierdan el respeto,
en tu forma de ser está la mina.

Es muy difícil buscar un final
que apuntille bien este soneto
cuando nada empieza ni termina.


© Juan Calle

La herencia

Padre soy de cuatro libros con éste,
de decenas de canciones ajadas,
de la frustración de un sueño de hadas,
del verso forzadamente agreste,

de una patria sin frontera ni hueste,
de las noches en lid con la almohada,
de las ojeras de la madrugada
y de un pasado que me lo reste.

Mil besos han adquirido un regusto
peregrino a la miel de la vida,
de horas continuas en duermevela.

La herencia que va a dejar mi busto
es el arca de mi causa perdida
y el mundo por montera de Manuela.


© Juan Calle

Unos mil versos después

Unos mil versos después del primero,
con desprestigio más que suficiente,
sigo bebiendo de la misma fuente
del verbo seco de mi cancionero.

Y la gloria que, fumando, espero
no me seca el sudor de la frente
aunque, en pasión, sigo siendo solvente
sin necesidad de inyectarme suero.

Busca entre líneas, dale la vuelta
a cada verso en que te reflejes,
se permite la patente de corso.

Y, ya que escribo con la rienda suelta,
no dudes en hallar tejemanejes,
lo mejor del reverso es su dorso.


© Juan Calle

Soneto nuevo

Después de haber arado el agua
rimando rizos y rizando rimas,
héteme aquí, tan presto, sin grimas
y dispuesto a cambiar la piragua,

para surcar los vientos, por la guagua.
He de señalar que mi autoestima
no se revaloriza por las primas,
aunque vamos a ver qué tal se fragua.

Para nuevo libro, soneto nuevo
agradeciéndote, sinceramente,
el interés que muestras por mis versos.

Que en tu estante permanezca longevo
y "me" lo disfrutes, aún vagamente,
desde el anverso hasta el reverso.


© Juan Calle

Pido tu impetra

Toma mis acordes y desacuerdos
como turbio rímel para mis rimas.
Sé que se encuentra baja mi tarima
pero podemos llegar a un acuerdo:

Lee como si escribiera para cuerdos
y subiré, si quieres, a la cima.
Después, apedrea mi autoestima
hasta que dañes mi hemisferio izquierdo.

Lee, no obstante, sin prisas y sin pausa;
quiero aportar algo con mis letras.
Ya soy consciente de mis contumacias

pero rimar siempre fue mi gran causa.
Con este soneto pido tu impetra,
espero que te guste. Muchas gracias.


© Juan Calle

miércoles, 11 de enero de 2017

¡Ay, Moguer!

¡Ay, Moguer, qué difícil es quererte!
¡Cómo te gustan los gritos al cielo,
las procesiones que enceran el suelo,
soslayar a quienes vienen a verte,

abonar aceras sueltas a suerte,
campanadas de madrugada al vuelo
o lo más infamatorio del libelo!
Y, sin embargo, lo que te pervierte

son poetas que muestran interiores,
no el dinero con que han pagado
poder actuar para que los desprecies.

¡Y adoras mitos en paños menores!
¡Qué incongruente!... Haber rezado
no borra el origen de las especies.


© Juan Calle


Nota.- Sobre la interpretación de un poeta en el encuentro de "voces del extremo 2016" en Moguer.

Recelo de las banderas, no de las causas

Tienen, las personas, una costumbre
que, cada vez, me causa más recelo:
tapan con trapos pintados el cielo
y se sienten más cerca de la cumbre.

¡Mira que le gusta a la muchedumbre
cubrir el horizonte con un velo!
Y diré, pues me viene que ni al pelo,
que resulta pueril tal servidumbre.

Me recordarán la de tres colores,
la del orgullo gay, la roja y negra,
incluso mis tiempos de tolerancia

pero ya no creo en más honores;
evolucioné y me desintegra
aunque suponga superar la infancia.


© Juan Calle

Ejercicios de memoria

Una monarquía parlamentaria
es un antónimo de democracia
por más que haya gente, verbigracia,
que, aún así, siga siendo partidaria.

Es, por definición y hereditaria,
retrógrada y eso no tiene gracia:
No me falta en esto diplomacia
sino a la cúpula cuaternaria.

Los ideales malinterpretados
echan toda tesis en saco roto
y a malperder el curso de la historia.

Hagamos ejercicios de memoria:
¿Cuándo se permite ejercer el voto
en temas de gobiernos heredados?


© Juan Calle

Donde tú estás de vuelta

Voy hacia donde tú estás de vuelta
desandando los pasos que has dado,
de los orígenes de tu pasado
donde hay riendas y ninguna suelta.

Una vez la humanidad fue disuelta,
las personas buscaron su cercado
por su color, miedo, fe o mercado
y la que llegó tarde fue devuelta.

Tienes miedo y no es por mi talante,
tal vez, también, me hiriera el orgullo
de estar yo en tus mismas circunstancias.

Por desgracia, no soy tan ignorante
ya que mi miedo es mayor que el tuyo
y sólo es tiempo nuestra distancia.


© Juan Calle

Soy misántropo

Soy misántropo, he de confesarlo,
he perdido "la fe" en las personas
porque asumen un rol de peonas,
temen a quien ose replantearlo,

se aferran a creencias sin probarlo,
cuestionan el valor de las neuronas
y tan sólo se sienten campeonas
dentro de donde lograron cercarlos.

Sé que tengo que convivir con ellas,
fichado, controlado y con sus normas
y pagar por bobadas ancestrales.

Pero, dime: ¿cómo voy a querellas
si se doctoran en miedos y formas
probadamente anti-naturales?


© Juan Calle

Soneto inequívoco

Bueno, pues puestos a aceptar conceptos
que, recordemos, son orientativos,
anda que no se han dado motivos
de pasar el tiempo sin ser ineptos.

Y, sin embargo, lo que gana adeptos,
por acaparar todos los festivos
bajo unos falsos dogmas emotivos,
es dejarse llevar por los preceptos.

Presumen, sin pudor, de lo arcaico
devaluando la naturaleza
y renegando de las evidencias

pero, claro, yo sigo tan prosaico
que no sé tocar con delicadeza
el equívoco tema de las creencias.


© Juan Calle

Educación

A mí no me hacen ni puta gracia
tus bromas jocosas de patriarcado,
tu orgullo por el reciente pasado,
tu quietud si es ajena la desgracia.

Tu confesión es sólo una falacia
conque excusar mirar a otro lado,
el cinismo de un ser acomodado
lamiendo culos a la aristocracia.

Te suenan a demagogia mis versos
y piensas que soy un anti-sistema
por salirme del margen de tu credo.

Crees que mis argumentos son perversos
sin notar que te sometes al lema
de tu adiestramiento bajo el miedo.


© Juan Calle

Maese oral

Doctor sin honoris y menos causa,
abogado del diablo -sin libelo-,
amante de la vida -¡eh, a pelo!-,
diestro que sabe medir cada pausa,

litigio contra un verbo que me encausa,
elixir "on the folks" con poco hielo,
deidad encumbrada hacia el suelo,
luz de la aurora en la mesopausa,

esdrújulo en gustos por la rima:
lo clásico nunca pasa de moda,
el hábito es quedarse desnudo.

Mis pálpitos laten en tu tarima,
y el púlpito, pues, por más que me joda,
atónito me he, al caer, tú, mudo.


© Juan Calle

Nota.- Ver "maese coral".

El paso de mis fracasos

Como un soñador relata sus sueños,
este reo habla de su cadena;
como la luna se vacía y llena,
entro y salgo de mi mente de empeños.

Como, al oírme, se fruncen ceños
y nunca sé poner mi cara buena,
sé saborear lo que me envenena:
doy a la vida bocados pequeños.

He aprendido, no sin discrepancia,
que en otros planetas hay más ocasos,
a restarme la menor importancia,

a hacer pie en el fondo de los vasos
y a mantenerme de mí a distancia
sin perder el paso de mis fracasos.


© Juan Calle